El contacto físico suele ser una de las necesidades más olvidadas en nuestra sociedad. Es fácil saciarla, pero para ello necesitamos tener claro lo importante que es.
Durante el confinamiento han quedado más al descubierto que nunca el contacto que nos brindamos, las costumbres de comunicación, la manera en la que nos cuidamos, etc. Todos estos hábitos han tenido un impacto directo en la manera en que hemos vivido estas semanas de pandemia.
Son comportamientos que nos salen de un modo automático y con poca conciencia sobre ellos. Por eso, me parece interesante sacarlos a la palestra y empezar a ponerles un poco más de conciencia, porque este es el primer paso para poder modularlos en el futuro.
Hoy os traigo 5 motivos por los cuales tendríamos que abrazarnos más para poder incrementar nuestro bienestar emocional.
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El contacto físico reduce el estrés y la ansiedad
Todas hemos vivido la experiencia de un abrazo relajante en algún momento de nerviosismo. Incluso hay algo que nos empuja a buscar el contacto cuando queremos que nos reconforten.
Esto pasa porque somos animales sociales y, como tal, necesitamos de las demás personas para nuestro bienestar. Si vemos a las emociones como motores que nos empujan a llevar a cabo acciones concretas, podemos entender que la tristeza o el miedo se mitiguen, en cierta manera, con la compañía de alguna persona querida. Porque la compañía nos ayuda a sentirnos mejor.
Hoy en día se sabe que el contacto físico tiene un efecto directo en nuestro cerebro.
El cortisol es la hormona que regula el nivel de estrés. Cuanto mayor cortisol tengamos en sangre mayor será el estrés que sintamos. Es aquí donde el contacto físico juega un papel importante, ya que, reduce el nivel de cortisol en nuestro organismo.
Lo dicho hasta ahora está directamente relacionado con la mejora del sistema inmunológico.
Aumenta los niveles de serotonina y dopamina
El contacto físico provoca que nuestro organismo segregue más serotonina.
La serotonina tiene una elevada influencia en nuestro bienestar. Los niveles altos de esta hormona se vinculan con sensaciones de bienestar y felicidad. En cambio, los bajos niveles de serotonina tienen incidencia en la sensación de soledad y en la depresión. Es uno de los grandes reguladores de nuestro bienestar.
Hasta hace no mucho tiempo se pensaba que la dopamina estaba vinculada con sensaciones placenteras. Pero las últimas investigaciones han dejado de lado esta idea tan extendida, y han subrayado que, más que con el placer, está fuertemente relacionada con la motivación. Es decir, altos niveles de dopamina favorecen la ilusión, el entusiasmo y la vitalidad típicas de la motivación.
Un simple abrazo prolongado y de calidad activa la segregación de estas hormonas, por lo que, podéis ver el gran beneficio que nos puede dar un acto tan sencillo y barato como abrazarnos.
El contacto físico reduce la presión arterial
Los investigadores de la Universidad de Viena descubrieron que los abrazos tienen un efecto significativo en la bajada de la presión arterial.
Según esta investigación, la oxitocina segregada a causa del contacto físico sería la responsable de que la presión arterial se reduzca.
Es sorprendente que un simple abrazo tenga tantos efectos positivos en nuestro organismo, más allá de la psique. I a la inversa, que el déficit de contacto físico nos pase tanta factura en nuestra salud.
Ayuda a afrontar los miedos existenciales
Un estudio del 2013 demostró que el contacto físico ayuda a reducir el miedo a la muerte en personas con baja autoestima.
Descubrieron que un pequeño contacto físico era suficiente para bajar el nivel de ansiedad que provocaba imaginar o hablar sobre la muerte. Es más, vieron que tocar o abrazar un objeto también generaba este tipo de efectos calmantes en las personas.
El contacto físico ayuda a recuperar cierta seguridad o confianza personal delante de preocupaciones existenciales, que a todas las personas nos afectan de alguna manera.
El contacto físico aumenta la autoestima y fortalece los
vínculos
Hay estudios que señalan que los abrazos de la infancia ayudan enormemente en la buena autoestima del futuro. Y de igual manera, en la edad adulta, el contacto físico tiene influencia en nuestra autoestima.
Todos los cambios fisiológicos que provoca el contacto físico también tienen su efecto psicológico. La autoestima es una de las mayores triunfadoras en este clima de bienestar general, porque la necesidad de contacto es más importante de lo que pensamos.
Por otra parte, los abrazos tienen la capacidad de fortalecer los vínculos afectivos. Esto es obvio en las parejas, donde el contacto físico es muy importante a la hora de generar intimidad emocional. Pero, también se da en las relaciones de amistad, donde el abrazo es una manera de mantener la unión e incluso de fortalecerlo.
Conclusiones
Los abrazos son una de las medicinas naturales más olvidadas de todos los tiempos. Es gratuita, fácil de administrar y de innumerables beneficios. Entonces, ¿por qué no nos la administramos más?
Es cierto que el componente cultural influye mucho en la manera en la que nos relacionamos, y que esto puede ir en contra nuestra. No es raro encontrarnos a personas con cierta «alergia» a los abrazos o al contacto físico en general.
Pero, si somos conscientes de los beneficios que genera saciar la necesidad de contacto, poco a poco, podemos ir dando pasitos y gozando de sus frutos. Porque, lo tengamos más o menos oculto, todas tenemos necesidad de contacto y de que nos reconforten. Otro tema es cómo compensamos la carencia de contacto.
Quien no tenga con quien abrazarse, puede hacerlo consigo misma o con un cojín. E incluso, nos genera grandes beneficios el tocarnos, masajearnos o acariciarnos porque, abrazarse no es la única manera de saciar la necesidad de contacto físico.
Por lo tanto, os animo a que penséis sobre cómo saciáis vuestra necesidad de contacto físico, y si creéis que lo hacéis en cantidad suficiente. Porque, como lo hemos visto, los beneficios y el bienestar que nos podemos estar perdiendo son enormes.
Nota: El artículo está escrito íntegramente en femenino para evitar el uso del lenguaje excluyente. He valorado otras opciones, pero creo que esta es la que más legible hace el texto. En todos los artículos que publicaré en este blog utilizaré el lenguaje inclusivo.